Con una sonrisa amplia de oreja a oreja y unos ojos achinados pero muy expresivos, Nery Santaella, joven venezolana, demuestra la calma y paz que siente ahora, después de haber migrado hace 5 años de Barlovento, un paraíso en el Caribe de Venezuela, con la ilusión de buscar mejores oportunidades para ella y su familia en Colombia.

Con nostalgia en su voz relata lo que tuvo que enfrentar al llegar a un país totalmente desconocido para ella, en un entorno con costumbres y dinámicas ajenas a su realidad, afirma que: “El primer año en Colombia fue el más duro de mi vida, pero fue un año extraño porque a pesar de que fue muy difícil, me dio muchas esperanzas, ya que sentía que había oportunidades para mí y que solo debía esforzarme para conseguirlas, a diferencia de cómo me sentía en mi país”.

Y fue gracias a esas experiencias que tuvo que enfrentar en su proceso de migración, lo que la llevó a querer compartir las dificultades que puede tener una persona al momento de mudarse a un nuevo país. Así comenzó el Colectivo Art For Impact, como un proyecto para contar sus vivencias como migrante venezolana pero, sobre todo, para generar un impacto en la sociedad, promoviendo la integración de las personas que han dejado el país vecino. “Al salir de mi país y mudarme a Colombia me encuentro con un entorno, marco legal y contexto completamente diferentes a lo que estaba acostumbrada, por ello, me tocó reeducarme en mucho de los procesos que necesitaba para vivir como un ciudadano autónomo y autosuficiente dentro de esta nueva comunidad”, añade Nery.

Desde procesos sencillos como enseñar a registrarse en el Sisbén o la EPS, hasta la manera adecuada de buscar empleo y conocer sus derechos laborales, esta artista barloventeña, expresa con un brillo en sus ojos al articular cada palabra, la alegría que siente al saber que el colectivo ha podido impactar a muchos inmigrantes venezolanos desde un enfoque de trabajo que busca enseñar por medio de contenido audiovisual, todos esos procesos que necesitan saber para integrarse a la comunidad, afirmando que: “Nuestro propósito nace de hacer llegar esas voces que no se escuchan y de escuchar esas voces que todo el mundo ignora”.

El largo recorrido de migrar que inició Nery con una mano adelante y otra atrás y que en su camino puede llegar a ser un proceso muy solitario y doloroso, ha contado con la fortuna de tener buenos aliados, para impulsar a otras mujeres a tener nuevas oportunidades y creer en sí mismas. Para Nery, este es el caso del Programa Jóvenes Resilientes #EfectoColectivo de USAID y ACDI/VOCA quienes han aportado en la campaña del colectivo para alzar su voz y poder ser escuchados por otras personas, añade que: “Son como esa organización hermana y han estado con nosotros brindándonos acompañamiento desde el primer momento y paso a paso en las actividades que hemos hecho, nos han ayudado a impulsarnos con otras organizaciones”.

A pesar de que recuerda con tristeza haber tenido que dejar su vida en el país vecino, y junto a él a su abuela a quien extraña todos los días, a Santaella la motiva y llena de orgullo poder ayudar a personas en situaciones de vulnerabilidad, siendo un gran motor para continuar con este sueño que más allá de ser un medio para informar sobre todo lo que debe saber un venezolano que se encuentre en Colombia, se ha convertido en ese espacio de refugio donde pueden encontrar al otro lado de la pantalla, a un hermano.

El camino para Nery no termina, ahora busca duplicar y compartir su modelo de trabajo a más poblaciones afectadas a lo largo del país, para que puedan recibir la misma metodología actualizada y apropiada culturalmente y lograr el objetivo de que más voces sigan siendo escuchadas.

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